MI VIDA Y MI HISTORIA
El guardián de semejante museo (con permiso de Jordi y Ruth) es Ricky, el loro de la bodega, quien no duda en saludar a los que acuden a ponerse finos bien sea con el surtido de tapas locales como con sus distintos y abundantes platos. Cocina sencilla y efectiva, sin experimentos y siempre servida en la mesa con cariño.
1949. Como tantas otras bodegas de la ciudad en aquella época, la Bodega Pàdua abrió con el modelo de venta de vino a granel, tanto para recoger como a domicilio, todo en pos de tener a Sant Gervasi bien surtido de líquido a disfrutar. Como algunas, la Pàdua, con el paso de los años, cambió de rumbo y acabó convirtiéndose en lo que es en la actualidad, un bar-restaurante que atesora en sus paredes años de historia de los que sus amos y parroquianos pueden estar orgullosos.