La intervención arqueológica en la plaçeta del Pi nº 2
Una superficie de unos 140 metros cuadrados fue excavada bajo un edificio al sureste del campanario de la iglesia. Esta área correspondería las arenas centrales del hipotético anfiteatro. El motivo de esta intervención arqueológica preventiva era la rehabilitación de la finca en cuestión. La excavación fue dirigida por el arqueólogo Alessandro Ravotto y tiene el código MUHBA 060/09. Se extiende, en varias fases, desde junio del año 2009 hasta noviembre del mismo año. Por el momento solo hay publicados datos muy escuetos a través del Anuari d’Arqueologia i Patrimoni de Barcelona del año 2009 que sale a la luz en diciembre del 2010 (Ravotto, 2010: 100-101). Cortésmente y de forma muy profesional, el Sr. Ravotto ha adelantado al autor información del texto provisional de su memoria.
Ravotto describe la excavación como un conjunto estratigráfico complejo, en buena parte medieval y moderno. Se ha podido documentar ocupación desde época romana, aunque los niveles arqueológicos se remonten hasta el siglo XIX. Sobresale una alineación de tres gruesos pilares rectangulares de opus caementicium. La orientación de la hilera de pilares coincide con la del eje menor de la elipse fosilizada, relacionándola así directamente con la hipótesis del anfiteatro (fig. IIII-7).
Los pilares tienen una sección de 2x4 pedes romanos y están separados por un espacio de 8 pedes. Unas medidas en pies son muy características en construcciones romanas. La cara superior de los pilares está formada por una hilada de sillares de piedra formando una superficie plana.
Era una característica de todas las fossas bestiarias, bajo la arena de los anfiteatros, estar cubiertas con una tarima de vigas y tablones de madera con una capa de arena encima. La tarima tenía trampas practicables para la salida de animales y de trucos o artefactos escénicos. Se trata de un tipo de pavimento infrecuente en el exterior que, para la conservación de la madera, requiere no estar apoyado directamente en materiales que absorban o transporten humedad. Ni la tierra, ni la argamasa (opus caementitium) ni el ladrillo (opus testaceum), por ser porosos y absorber humedad, son aconsejables para apoyar elementos constructivos de madera.
Figura IIII-7. La orientación de estructuras del interior de la silueta fosilizada de la elipse en las intervenciones arqueológicas de los años 2007 y 2009 en los alrededores de la iglesia del Pi.
La bóveda de piedra (UE 103) de la Cata 1 de la intervención en el portal del Avemaria de la iglesia del Pi en el año 2007, aparentemente coincide con las estructuras radiales de debajo de la cavea de un anfiteatro. (Obsérvese que la pared de la capilla lateral que da la Porta del Avemaria tiene un marcado sesgo hacia el ábside de la iglesia. Esto condiciona la orientación de la cata.) La Planta simplificada de la cata 1 está dibujada a partir de la memoria de Miquel (2010).
Los pilares de la intervención en la Plaçeta del Pi nº 2 estarián situados dentro de la arena del supuesto anfiteatro y son perpendiculares al eje largo de la elipse. Muy aproximadamente en dirección este-oeste tal como los describe Ravotto (2010).
La piedra (en este caso opus certum) era y es todavía hoy el material preferido por los constructores romanos y posteriores para apoyar vigas y tableros de madera. En Itálica se encuentran pilares similares, aunque el resto del pilar sea de ladrillo (opus testaceum) (Corzo, 1994: 209, lámina 11). Estas prácticas, materiales y diseños, eran de uso corriente. La morfología, la construcción y la posición de los pilares hallados en esta intervención, que tienen paralelos en otros anfiteatros, sugieren que los pilares de la plazuela del Pi pudieran servir de soporte de la cubierta de madera de la fossa bestiaria de un gran anfiteatro (figs, IIII-8, -9 y -10).
La concordancia de estos pilares con las características de un anfiteatro, tanto por su posición, orientación, dimensionado, morfología, así como por sus materiales, específicos para soportar un piso de madera, difícilmente pudiera ser casual. En relación con la hipótesis del anfiteatro, era de esperar una datación de los pilares entre los siglos I y III d.C. Pero durante la intervención arqueológica se supuso, (entonces la única posible interpretación) que formaban parte de alguna cimentación no precisada, con una cronología entre los siglos III y VII d.C. Esta discrepancia obliga a ser prudentes en la identificación de estas estructuras como pertenecientes a la fossa bestiaria. Por ello se ha estimado conveniente exponer la situación, esperando que en el futuro nuevas aportaciones puedan resolver la dificultad.
Figura IIII-8. Uno de los pilares de sección rectangular de la alineación hallada en la intervención arqueológica en la placita del Pi nº 2 en el año 2009 (Ravotto, 2010: 100-101).
Figura IIII-9. La fossa bestiaria del anfiteatro de Siracusa (Wikipedia)
Figura IIII-10. Anfiteatro de Itálica. Parte central de la fossa bestiaria con los pilares intermedios y los sillares para sostener el sistema de vigas del entarimado según Corzo (1994: 209, lámina 11).
Sobre la cronología de la posible fossa bestiaria en el “Pi nº 2” Los pilares estaban situados dentro de una trinchera que, en las circunstancias del momento, los excavadores solo podían asumir que era de cimentación. Puesto que la trinchera se pudo datar estrategráficamente alrededor del siglo VI d.C., si los pilares fuesen una cimentación, pese a su extraña morfología, se asumió que serían posteriores a esta fecha. Sin embargo, si los pilares fueron construidos en el amplio espacio abierto de la fossa bestiaria, una alternativa que se introduce con esta hipótesis, no hubiera sido necesaria una trinchera para construirlos, solo un encofrado como parece ser el caso. Entonces la trinchera existente procedería de una expoliación posterior. Y hay restos evidentes de tal expoliación en uno de los pilares y en sus restos dentro de la trinchera. Expoliación que sí sería posterior al siglo VI. Pero entonces los pilares serían anteriores, sin entrar entonces en conflicto con la hipótesis del anfiteatro.
Debajo de los pilares hay unos estratos de arcilla muy oscura aportada artificialmente desde el litoral (contienen conchas acuáticas). Juliá y Riera describen depósitos marrones de este tipo como “arcillas orgánicas de marisma”, que a poca distancia abundaban a lo largo de La Rambla (Juliá, Riera, 2012: 30). Las tierras más cercanas al anfiteatro, sobre el Mons Taber son rojizas. Son características que sugieren se tratase de un pavimento artificial. Esto sería inevitable si los pilares se construyesen sobre el suelo oscuro preparado para la fossa bestiaria. Pero sería insólito que una trinchera de cimentación se excavase en la arcilla roja del entorno para llegar precisamente a la parte superior de otro estrato también arcilloso y artificial. La estratigrafía, la morfología de los pilares y de la trinchera misma tienden a apoyar la hipótesis del anfiteatro. Adicionalmente, el estudio detallado de la estratigrafía de los niveles inferiores de esta excavación señala que la secuencia de estratos de arcillas orgánicas de marisma y oscuras concordaría con la construcción de la fossa bestiaria. Así como con la renovación periódica de su suelo. Una fossa bestiaria es realmente un establo subterráneo y mal ventilado. Sería indispensable renovar periódicamente la tierra del suelo.
En el centro del anfiteatro, entre los siglos I y III cuando esta zona estaba ya muy edificada y transitada, los aportes de tierras limpias más cercanos deberíán venir del lecho de La Rambla. En base a restos cerámicos, las capas de este supuesto piso de la fossa se pudiera fechar entre los siglos I y III d.C. Estos estratos inferiores no fueron interpretados por los excavadores. Basandose, no solo en los pilares sino también en los estratos inferiores, la cronología más probable de la fossa bestiaria, estaría de acuerdo con la hipótesis del anfiteatro.
En el centro del anfiteatro, entre los siglos I y III cuando esta zona estaba ya muy edificada y transitada, los aportes de tierras limpias más cercanos deberíán venir del lecho de La Rambla. En base a restos cerámicos, las capas de este supuesto piso de la fossa se pudiera fechar entre los siglos I y III d.C. Estos estratos inferiores no fueron interpretados por los excavadores. Basandose, no solo en los pilares sino también en los estratos inferiores, la cronología más probable de la fossa bestiaria, estaría de acuerdo con la hipótesis del anfiteatro.
La calle Cecs de la Boquería
Ya se ha descrito como los sondeos arqueológicos demuestran que vía que sale de la puerta NO de la ciudad (actualmente bajo la calle de la Boqueria) se desvía bruscamente, en un ángulo de 90º hacia el N, al llegar a la esquina con la calle Cecs de la Boqueria. Topa evidentemente con un obstáculo, de forma elíptica.
Solo puede tratarse del anfiteatro (figs. IIII-2 y IIII-4) (Busquets, Espejo, Triay, Ravotto, Moreno, 2009: 138-139 y su anexo fotográfico).
El término Arenas y la plaza Arenaria
Ponz, Bosarte, Bofarull y Balaguer hicieron referencia a la plaza Arenaria o de les Arenes (en la expresión latina). Era la denominación medieval de una plaza de Barcelona, hoy desaparecida, situada aproximadamente en la encrucijada de las calles actuales de la Boqueria, del Call, Banys Nous y Avinyó (Ponz, 1778: 78; Bosarte, 1786, 73-76; Bofarull, 1855: 34; Balaguer, 1886, Tomo I: 419-420). En su tiempo, esta plaza Arenaria ocuparía un espacio entre el anfiteatro y las murallas, cerca de la puerta oeste del cardo maximus. Según expone el Museu d’Historia de la Ciutat de Barcelona en su pabellón en el Call (plaçeta de Manuel Ribé, s/n), durante la Alta Edad Media, la plaza Arenaria estaba en el interior del Call Menor de la judería de Barcelona, frente a la sinagoga. En toda la Ciutat Vella, solo está localizado el topónimo Arenes en esta plaza Arenaria, muy cercana a la actual iglesia de Santa Maria del Pi.
Balil, crítico sobre los escasos indicios y escéptico sobre la existencia del anfiteatro en 1961, no discutió la plaza Arenaria (Balil, 1961b: 148-152). Aisladamente este indicio tendría poca relevancia. Pero en el contexto de los otros indicios recogidos anteriormente, añade evidencia para la hipótesis del anfiteatro.
A partir del año 1394, tras la revuelta contra los judíos, la sinagoga cercana a la plaza Arenaria, en la actual calle Ferrán, pasa a ser una capilla dedicada a la Santísima Trinitat. Luego, en el 1492, en el lugar de la sinagoga se fundará un convento de unas hermanas trinitarias y en el siglo XVI estará el convento de los Trinitaris Calçats. Hasta que finalmente, en el siglo XIX, se convierte en la iglesia de Sant Jaume.
De esta forma la plaza pierde la denominación de Arenaria a fines del siglo XIV y se la llamará plaza de la Trinitat desde entonces (Bofarull, 1855: 34; Balaguer, 1886, Tomo I: 419-420). La plaza desaparece a lo largo del siglo XIX.
La iglesia de las Arenas,
¿La más antigua de Barcino?
La huella de un anfiteatro (o Arenas) entorno a una iglesia dedicada a Santa María, - la iglesia del Pi - trae inevitablemente a la memoria a la tradicional Santa María de las Arenas. Relacionando así al anfiteatro con las tradiciones sobre la iglesia martirial de Santa Eulàlia de Barcelona. Ha sido entonces obligado explorar esta circunstancia. A pesar que, desde el siglo XIV, sin fundamentos históricos o documentales firmes, se había intentado identificar a la iglesia de Santa Maria de les Arenes tradicional, con Santa Maria del Mar. Es a través de múltiples coincidencias y de una cascada de indicios, que han ido apareciendo a lo largo de estos últimos años, que la hipótesis del anfiteatro se ha afianzado y conduce además a la localización probable, en el entorno de Santa Maria del Pi, de la iglesia martirial de Santa Eulalia, patrona de la ciudad. Esta iglesia paleocristiana, probablemente la más antigua de Barcelona, se tratará en la última parte del libro.
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ISBN: 978-84-943862-1-3
Permiso del autor, palabras textuales:
Yo no tengo un interés económico sobre mis trabajos arqueológicos e históricos . Solo busco que mis hipótesis sobre nuestra ciudad lleven a acciones de las instituciones responsables. Adoro a esta ciudad. Puedes copiar y dar difusión a mis teorías. Más aún si puedes darles más audiencia.
El problema es que si bien yo he recibido mucho soporte, y creo que la evidencia es muy fuerte, esta es poco tangible.
Pero la silueta de la elipse esta allá desde hace 1700 años. Y probablemente estará muchos años más pidiendo una explicación.
Lo mejor es que las ideas (que critico) que se publican sobre la Barcelona romana no son creíbles ni se pueden soportar científicamente. Pero Barcino es un gran negocio para muchos profesionales. Para estos, tu amigo es en realidad un estorbo, o peor aún un aficionado.